Formación Docente

La formación docente en inclusión es fundamental para garantizar que los educadores estén preparados para atender las diversas necesidades de los estudiantes en el entorno educativo. Los programas de capacitación en inclusión deben proporcionar a los docentes herramientas, estrategias y conocimientos para crear ambientes de aprendizaje accesibles y respetuosos. 

El profesorado universitario reconoce su papel en la experiencia académica del estudiantado y señala limitaciones para satisfacer las necesidades de ciertos estudiantes, como aquellos con discapacidades. El alumnado con discapacidad identifica dificultades en la actuación docente, como actitudes negativas, falta de formación para atender sus necesidades y barreras en el currículo.

Para mejorar la práctica docente y promover la educación inclusiva, se destaca la importancia de desarrollar un perfil competencial del profesorado universitario. Se mencionan competencias como valorar la diversidad del alumnado, apoyar a todos los estudiantes, trabajar con otros y cuidar el desarrollo profesional.

En cuanto a la formación del profesorado, se sugiere la implementación de programas y cursos de formación específicos, así como el fomento de la colaboración entre docentes y otros profesionales para mejorar la práctica docente. Sin embargo, se reconoce que la sobrecarga de tareas y las exigencias profesionales pueden dificultar la participación en acciones formativas voluntarias.

Simón Rueda, C. (2019). Educación inclusiva en la universidad : el papel del profesoradohttps://vlex.es/vid/educacion-inclusiva-universidad-papel-818030681




Colombia (272 de 1998) Para llegar a las propuestas relacionadas con la formación de docentes para la inclusión educativa, se ha tenido como eje articulador lo propuesto por el decreto de acreditación de los programas de formación docente en Colombia (272 de 1998). Este decreto orientó los programas de Formación Docente por más de una década y permitió una revisión profunda de los programas en Educación y Pedagogía, tanto a nivel de pregrado como de postgrado. El citado decreto definía cuatro grandes ejes para la Formación Docente, a saber: la formación pedagógica, la didáctica, la ética y la investigativa.

Formación pedagógica

Un docente formado para la inclusión educativa necesita contar con una amplia y sólida formación pedagógica. Los postulados de la pedagogía activa apropiados a partir de los grandes pedagogos (Calvo 1998), además del conocimiento de los postulados de la pedagogía crítica, pueden ser de gran utilidad para contar con las competencias que lleven a flexibilizar los espacios de enseñanza y de aprendizaje y formar, a partir de propuestas que reconozcan las capacidades cognitivas y expresivas de los niños, niñas y jóvenes de sectores vulnerables.

Los docentes formados para la inclusión educativa requieren tener competencias para el trabajo en equipo y para conformar grupos multidisciplinarios, en aras de favorecer una comprensión y una atención integral a la vulnerabilidad.

Formación ética

La formación de maestros para la inclusión educativa exige que se enfatice en su compromiso social y que en su plan de estudios se incluya el conocimiento y la apropiación de las competencias ciudadanas, entendidas como todas aquellas que forman para la vida en común. El conocimiento de las normas, como las relativas al código de la infancia y adolescencia, y el marco de las conferencias internacionales sobre estos temas, serían de gran utilidad para determinar derechos y deberes de niños y jóvenes que tienen dificultades con la escolarización. También se hace necesaria la formación en el manejo del conflicto.La capacidad para integrar la comunidad educativa a la escuela a través de su proyecto institucional. Para ello, no sólo requiere el manejo de estrategias para el trabajo con las familias, sino saber relacionarse con las autoridades del nivel local y regional con el fin de gestionar la viabilidad de proyectos que requieren sinergias con actores y organizaciones sociales.

Formación en investigación

La formación del docente para la inclusión educativa, privilegia la sistematización de experiencias como estrategia para la producción de saber pedagógico, en tanto favorece la reflexión del maestro sobre su quehacer cotidiano , la práctica docente en programas innovadores que lleven a la vivencia de la inclusión educativa, potencia los aprendizajes sobre la inclusión educativa.

Finalmente, la formación de docentes para la inclusión educativa requiere la convocatoria a amplios sectores sociales con el objeto de ofrecer programas que atiendan un amplio espectro de posibilidades para desarrollar todas las capacidades que exige la educación para el desarrollo humano. En este orden de ideas se hace necesario que el docente conozca ampliamente los contextos en los que lleva a cabo su labor y tenga las competencias didácticas para que el proceso educativo desarrolle plenamente las capacidades humanas de sus estudiantes.


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Universidad Popular La Libertad - Colombia
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